29.9.05

enganchado a Sigmundo.

Contaba en mi post acerca de la nostalgia que hay situaciones que se repiten en un corto espacio de tiempo. Esas que te hacen pensar que son señales y que no deberían pasar inadvertidas.

Es, sin duda, una energia que tienen las cosas y que se hacen visibles para que te pares a centrarte en algo que vale la pena.

Por eso, cuando en pocos días de diferencia mi primi Ariel me recomendaba en uno de nuestros mails casi diarios el diario-blog-novela de este tío resaltándome que se había enganchado y veía también un post en el blog de Miriam Blasco sobre el mismo tema no lo dudé: había que leer a Sigmundo.

Cuando empecé a leerlo y me atrapó desde el primer minuto, pensé en aquella conversación con Sarah en la terraza Flamingo, aquel día. Me dijo que esperaba de mí que este invierno que se acerca leyera más libros. Ella sabía que si no leía más era porque hacía tiempo que ninguna obra me había enganchado... -"ojalá lea algo que valga la pena"-, respondí.

La triste rutina de una heladería cuando ya no es pleno verano, los problemas de mi padre y por ende, de mi familia, el run-run de una temporada verdiblanca y el día a día con mi pareja se han visto estos últimos días acompañados por largas horas de lectura. Anoche terminé el tercer diario de Sigmundo Fernández y ahora sólo quiero que siga escribiendo.
Es como dice Miriam Blasco: no quieres que nada te moleste, quieres llegar a casa para seguir leyendo y cuando estás haciendo otra cosa piensas en lo que has leido. Ayer tarde de verdad que casi le grito a Mari un "callete, que estoy leyendo!!" cuando me contaba nosequé historia sobre su otro trabajo... así estaba ya, que incluso me he estado trayendo el portátil a la heladería para no dejar de leer.
este es el tío en cuestión...
Sigmundo es Rafa. Rafael Fernández. Cuenta que quiere ser escritor (ezcritor, dice) y en su web nos demuestra que la realidad siempre supera a la ficción. Sus diarios están llenos de eso mismo: realidad, de vida, de verdaderos yos y de historias que se piensan y no se cuentan.
A veces piensas que es un niñato infantil, a veces que está simplemente loco. Pero sigues leyendo y te planteas que es un genio que sólo dice verdades. El caso es que no puedes parar de leer.
Y cuidado: no vais a leer historias acerca de florecillas, políticas o cuestiones de intriga y asesinatos. Sigmundo nos cuenta su yo, un diario egocéntrico lleno de sexo, fantasias e ilusiones... pero un diario real. Es la libertad que internet nos ofrece y que Sig explota. Me encanta.
Así que si lees esto, Sigmundo, alguna vez: suerte y éxitos.

25.9.05

Indiferencia.

Antes de que empiece la carrera, lo voy a decir claramente:

Me importa tres pitos Fernando Alonso y la p*** Fórmula 1!

Encima, los dos matrimonios que se han sentado en una mesa 40 minutos antes de que comience la carrera, que se han tomado 4 cafés (osea, que sólo se han gastado 3,60€), han sacado una bandeja de pasteles de no se qué cafetería y me preguntaron entonces si iba a poner la Fórmula 1 (ahí están ahora mismo, pendientes del niño de Oviedo, sin consumir...) no ayudan a que cambie de opinión.

19.9.05

de fábulas y nostalgias.

Ocurre en ocasiones que cuando un tema está latente en tu cabeza, las señales se repiten en un corto periodo de tiempo.

Es como esas veces que te encuentras a una persona que hacía años que no veías y de repente la ves varios días seguidos... casualidad?, energía?, algún tipo de señal?

De eso modo, a esto me sonó la conversación del pasado sábado por la noche. Justo después de recibir el desafío desde el blog de Jorge acerca del tema de la saudade y de estar pensando en el post perfecto, no se sabe muy bien que tipo de señal o de energía llevaron el tema, por casualidad, a la mesa de aquel restaurante.

Fernanda apuraba la tacita de café mientras intercambiaba impresiones con Fabián. Sarah escuchaba atenta mientras redescubría el voseo argentino. Yo, simplemente pensaba en esas señales.

-"Debe ser una cosa innata de los argentinos... la nostalgia"- argumentaba Fabían. -"esa nostalgia argentina de la abuela hablando siempre de la Italia, la Italia... que luego se traspasa en nosotros y ahora hablamos siempre de Argentina, Argentina..."-

Fernanda asentía mientras yo disfrutaba del diálogo. Él proseguía.

-"Claro... y es que era gente que no quería venir. Cruzaron el charco para hacer plata y volver. No querían quedarse... siempre tuvieron a Galicia o a Nápoles en el horizonte... nunca sintieron la Argentina como suya"-

Fabián, a mi derecha, se sentaba y se levantaba a cada rato para controlar algo detrás de la barra, y seguía.

-"Sí... no pasó como en los Estados Unidos. La gente iba a hacer un nuevo país, para quedarse. El que fue a Argentina no tenía esa mentalidad... quizá por eso nuestra generación lleve en la sangre ese echar de menos, esas ganas de volver."-

Fabían decía esto y yo no podía evitar pensar en Gardel... en el famoso tango.

-"Bueno, pero vos tenés que pensar que la nostalgia es una fábula"- Fernanda asumía ahora el protagonismo, con ese magnetismo tan personal que tiene.

-"Es como el tango... vos estás acá deseando escuchar tangos, pensando en él, que hasta pensás que te gusta más de lo que realmente te gusta. Luego llegás a Buenos Aires y a los cinco minutos ya estás cambiando la radio... porque te parece re-pesado el tango!"-

Fernanda aun no ha perdido su acento. Es más cerrado que el de Fabián, aunque él, cuando se junta con sus compatriotas, vuelve sin querer a acentuarlo.

-"Es una fábula... una película que te montás en la cabeza acerca de lo bonitas que son las cosas. No te acordás de toda la mierda. Todo parece de color de rosa"-

Y era curioso como tenía razón. Me atreví a entrar en aquel sin par diálogo para recordarme a mí mismo allá, en Copenhague, mandando aquellos mails que hablaban de sevillanía, de pasos de Semana Santa y de acentos que sonaban aun más sevillanos cuando escuchaba el canal sur por internet.

No existía la doble fila, ni los malages, ni el tráfico, ni la mala educación, ni los canis, ni los pijos de los Remedios... en cambio, hasta podía oler el azahar del Salvador cuando fregaba platos en aquella cocina del barrio de Frederiksberg... cantaba por los Marismeños en la ducha y sólo existía una ciudad en el mundo: Sevilla.

La Sevilla soñada, la de las guías turisticas más bucólicas, la de las coplas y las letras de sevillanas que ponen el vello de punta... la saudade es una fábula, una película, sí, pero se alimenta de sueños.

Y soñar es necesario... bendita saudade, bendita nostalgia.

El valor de una sonrisa.

Siempre que tenemos ganas de tomar una buena pizza regada con una botella de lambrusco tinto acostumbramos a ir a Orsini.
"Orsini pizzeros" tiene dos locales. Uno en pleno corazón de la Alfalfa, en Luchana, y el segundo en la esquina de la calle Reyes Católicos con el Paseo Colón. Nos gusta especialmente sentarnos fuera en este último. No dejas de ver pasar turistas, gente del ambiente, sevillanos de camisas del caballo y gente de todo tipo: vida, mucha vida.
No nos hace falta ni mirar la carta: una suprema sin roque para mí y una normal para ella mas una botella de lambrusco tinto en un cubilete con hielo. Todo junto es un disfrute. Comida, bebida, entorno... incluso si el tiempo no acompaña y hemos de sentarnos dentro, la música. "El secreto está en la música", dice su carta.
Todo sería ideal sino fuese por ella.
A veces tenemos suerte y ella no está. A veces incluso estando también nos libramos de que nos atienda y otra camarera sirve la mesa... pero otras veces, ahí está ella: encargándose de nosotros.
Llevo siendo un buen cliente de Orsini al menos 3 años y jamás la vi sonreir. Quizá no quiera enseñarnos tan singulares dientes, pero creo que es que no sabe que es eso: sonreir.
Esa apariencia masculina, esos medio michelines que sobresalen de sus vaqueros... eso siempre está ahí. Es perenne. También la ausencia de una sonrisa lo es.
Quién sabe, quizá esté amargada. Quizá es por eso que casi te tira los cubiertos a la mesa cuando debería simplemente colocarlos al sentarte. Quizá es por eso que incluso da miedo la manera en que te mira cuando preguntas si han cambiado la marca del vino (¿qué habría pasado si le hubiese dicho que el otro estaba mejor?). Quizá es por eso en que yo no soy el único que opina que es muy antipática. Me resulta imposible creer que con mis padres es, según ellos, encantadora... ¿será la misma?
Ayer, remató la faena que ha ido labrando durante estos años. Es cierto que habíamos acabado las pizzas, pero... ¿cómo supo que habíamos terminado el vino?. ¿Acaso no sabe que una botella de vino que está en un cubilete se puede retirar cuando está volcada?. ¿Olió que ya no había más desde la puerta?. LLegó, y sin preguntar, retiró el cubilete, la botella (que no estaba vacia, que conste) y con ese gesto, también retiró mis ganas de volver a este sitio.
Trajó la cuenta y la propina fue de, por supuesto, cero euros... me quedé con las ganas de decirle todo lo que aquí os cuento, pero.... ¿para qué?, de lo que tenía ganas era de irme.
...
Al rato, Sarah y yo nos sentábamos en la terraza Flamingo, a unos metros de la pizzería. Llegó la camarera. Apuntó las copas en su libretita, pidiendo perdón por no habernos visto antes.
Al minuto, venía con su bandeja y su sonrisa se veía desde la puerta del bar... la misma sonrisa que adornaba el momento de llenar la copa de balón con el refresco al mirarme.
-"Cuánto es?"-
-"son tres copas... mmm... 16!"-
Saqué un billete de veinte y mientras ella buscaba la vuelta en su bolsito para el cambio, le dije:
-"dame dos euros"-
-"muchas gracias!"- . Su sonrisa en ese momento era deliciosa, simplemente.
Jamás he dado una propina tan a gusto.

16.9.05

Ivanna.

Sonó el teléfono cerca de las 11 y media de la noche. Era mi padre.

-"Oye, que estamos aquí Mamá y yo cenando con el David y con Ivanna"-

-"Ivanna?, está en Sevilla?"-

-"Sí, sí, vente... cuando termines de cerrar estaremos tomando una copa en el Flamingo, al lado de Orsini. Te esperamos"-


Y así, más de cinco años después, y tras aparcar frente al defensor del pueblo, abrazé a mi prima de nuevo.

Ivanna es la mayor. La primera nieta de mis abuelos maternos, la primera referencia, el primer recuerdo de esa familia que vive en Mallorca. Esa familia a camino entre lo exótico, lo lejano y las historias de la infancia, las visitas y los años sin verse. De vez en cuando, cada personaje de ese lado del árbol genealógico se vuelve real y duerme en el que fue tu cuarto. Esta vez es ella.

Viene para quedarse una temporada. Quizá un mes, quizá seis semanas, ni ella lo sabe. Está de paso, caminando hacia quién sabe donde.

Lo qué si sé yo es que su estancia entre nosotros nos hará bien. Ivanna te habla, te escucha y sobretodo te abraza y te quiere. Cuenta historias de bicicletas de Londres y de recetas vegetarianas regadas con miel. De cuevas, casas okupas de Ibiza y de casas de yoga. Amaneceres en la playa, chicos iranies y festivales de musica. Te cuenta acerca de sueños, de gente que se ayuda y que vive en comunidad. Te sonrie siempre y te agradece cada detalle...

Fuera prejuicios, enriqueciendose de todos y de cada uno, irradia energia positiva. Me encanta que se quede en casa, con mis padres.

A él le vendrá como anillo al dedo. Ivanna es un regalo.

14.9.05

Conseguido!


Algo más de tres semanas después de publicar esto, hoy me he llevado la grata sorpresa de que por fin, el podio de visitantes de este blog es con el que me identifico.

Qué siga así!

10.9.05

historias que se repiten.

Llegados a este punto, uno tiene la sensación de que ya ha vivido y ha escrito esto:


Y es que ya llevo escribiendo este blog desde hace 16 meses...
También he escrito sobre esto... esta noche coinciden los dos partidos.
Así que espero dos cosas: que un equipo de rayas verdiblancas gane y que el otro pierda... la diferencia está en la horizontalidad y la verticalidad.