9.1.07

año nuevo, vida nueva.

La culpa la tuvo la crisis con mi novia...

Porque ya se sabe: después de las crisis, de las peleas o de los bajones, vienen las recociliaciones y los subidones.

Y nuestro subidón-reconcialiador vino en forma de polvazo la noche de mi primer día como treintañero.

Polvazo de sexo y amor. Polvazo de unión, polvazo de vida y de -"me da igual todo, me corro dentro de ti, te quiero"-

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Y así, la regla de Sarah, que tendría que haber llegado justo antes de nuestro viaje a Argentina, no llegaba. De todos modos, un ginecólogo se la Seguridad Social le dijo que -"tu regla está a punto de llegar"-

Por eso, la noche antes del viaje, llena de vómitos en el baño de al lado del cuarto, quisimos buscar otra razón para aquello... nervios?, algo que le había sentado mal en la cena?

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Y la regla no llegaba... y los pechos de mi novia crecian, y tenía más apetito que normalmente, y se cansaba más rápido...

-"Tú estás embarazada"-, le decía yo acariciándole la barriga medio en broma medio en serio en La Patagonia.

-"Nooo!, el ginecólogo me dijo que la regla me iba a llegar!!... de todos modos, mañana, en Buenos Aires, me hago un test. Más que nada para que te quedes tranquilo"-

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Y así, mientras yo pagaba la cuenta en una cafetería de Buenos Aires terminando mi café sólo, mi novia mojaba un palito de su orina en los servicios.

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Dos rayas rosas.

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Tres horas de agobios, de conversaciones acerca del futuro, de lo divino y de lo humano, de crisis a medio camino de solventarse... nuevo test. dos rayas rosas MÁS claras aún.

Estamos embarazados!

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Y ahora, más de un mes después, con una ilusión que se alimenta día a día, os lo cuento a vosotros.

Ya nada importa: voy a ser PADRE!