19.8.04

Y de repente, ya no vivo solo.

Sí, pero que nadie se asuste: que ni he vuelto con mis padres, ni me he echao otra novia ni he alquilado ninguna habitación ni nada... pero lo cierto es que ahora somos dos en Las Golondrinas.
El segundo habitante es... un murciélago!, como lo leéis... un murcielago ha elegido mi lavadero como su sitio para dormir.
Ya sabeis que vivo en un 11 piso... esto tiene sus pros y sus contras, claro... y como contras, entre otras, está el hecho de que aquí hacen nidos los pajaros (arriba de mis ventanas, cogiendo el hueco de la azotea) y que los murciélagos (que por esta zona hay muchos), pués también buscan donde dormir... y que mejor sitio que el piso C de la planta 11.
Pero bueno, no deja de ser una anécdota. Molestar no melesta ni es peligroso. Se quedá colgado, boca abajo, dormido y tranquilito durante el día... y por la noche no está... sale a darse sus vueltecitas.
Y no es peligroso porqué se queda justo entre la cristalera del lavadero y el muro de ladrillo (que está hecho con huecos) de ese modo, mientas no abra la cristalera de día, no tiene porqué entrar... y además, de día duerme.
Así que ya sabeis, si alguno viene de día a casa y entra por la puerta de la cocina mirando al lavadero, que no se asuste... es mi compañero de piso.