8.11.04

el día que empezó bien tuvo que acabar bien.

9 días después de la cena de mi cumpleaños, temblaba un poco sabiendo que de nuevo tendríamos que sentarnos a la mesa toda la familia junta. Mismo restaurante, mismo mótivo: el 25 cumpleaños de mi hermana Noe.
Pero esta vez, fuímos todos más inteligentes, y el tema del trabajo no salió en el, en esta ocasión, almuerzo... nuestra abuela fué téstigo y comío con nosotros: Qué alivio que no estuviera el 28 y sí el 6!
Y como el día empezó bien, tuvo que acabar bien... y eso que estuve apunto de no ir al botellón que mi hermana organizaba. Estaba literalmente frito en mi sofá, y es que bajo una manta y con almohada, admitamos que no es la mejor manera de ver el fútbol por la tele... y claro, si el partido es un Albacete 0- Betis 0... durmiendo casi toda la 1ª parte.
Así estaba, a gustísimo, cuando me dí cuenta que no podía faltar. Carolina y yo le habíamos comprado un detallito de cumpleaños entre los dos. Esas botas, metidas en su caja, envuelta en su papel amarillito de regalo, no podían quedarse en el maletero del coche... me costó, pero me duché y una hora después de la hora en la que aquello empezaba oficialmente, me planté en "La Chata".
1:30 larga... 7:20... casi 6 horas de marcha cuándo estuve a punto de no salir. Me alegro de haberme convencido a mí mismo.
Y me alegro porque, aparte de habérmelo pasado muy bien, mi hermano pequeño, que aún no tiene los 20, apareció inesperadamente también en aquel botellón. Y ocurrío: la madrugada del 6 al 7 de noviembre de 2004 fué la primera noche en que los tres hermanos estuvieron de marcha (más o menos) juntos.
Bebimos juntos, charlamos todos, reímos... y cuándo parecía que todo duraría un ratito (ya que él, junto con su eterna acompañante y amiga Magüi, hacía rato que se habían ido ya a una discoteca) todo se multiplicó cuando toda aquella gente del botellón decidió que la discoteca adonde íbamos iba a ser justamente la misma donde ya estaba mi hermano!
Fué genial, Ahí estaba yo, subido en una tarima de la discoteca de ambiente más de moda de la ciudad, bailando con Magüi, viendo desde arriba a mi hermano tonteando con no sé qué chavala mientras desde la barra el grupito de mi hermana jaleaba la noche loca de su hermano!
Y hoy, trabajando, los tres en Montano, todo como la seda... ni una tirantez, sonrisas complices y palabras amables...
Ojalá no tengamos que esperar al próximo cumpleaños.