Y llegó...
Ya está aquí.
El toldo del balcón echado, el ventilador en el salón funcionando, el que escribe en calzoncillos, el termómetro de la Glorieta de San Lázaro, a pleno sol, marcando 37º. Lo veo desde la terraza.
En breve, el aire acondicionado del salón volverá a hacer retumbar el piso. El aparato tendrá mi edad... más o menos. El milagro es que aun funcione.
Es el verano sevillano. El que sólo está hecho para valientes.
Y no ha hecho nada más que empezar. Los 40-y-tantos ya están a la vuelta.
El toldo del balcón echado, el ventilador en el salón funcionando, el que escribe en calzoncillos, el termómetro de la Glorieta de San Lázaro, a pleno sol, marcando 37º. Lo veo desde la terraza.
En breve, el aire acondicionado del salón volverá a hacer retumbar el piso. El aparato tendrá mi edad... más o menos. El milagro es que aun funcione.
Es el verano sevillano. El que sólo está hecho para valientes.
Y no ha hecho nada más que empezar. Los 40-y-tantos ya están a la vuelta.
2 comentarios:
....estas temperaturas me hacen pensar en si continuar buscando trabajo allí o esperar a octubre....saludos
Karmen
yo hasta los 45 gardos lo levaba bien, sin fatiga, sin sudor, bien... con 45 gados pues ya la cosa cambaiba y el día que llegamos a ls 49, allá por a CruzCampo y Los Arcos, creía morir, ahí, con 49 gardos ´sí que creí morir... un abrzao
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