29.8.05

Ídolo humano.

Llegó aquel día. Por fin me dejaban ir caminando solo desde el colegio hasta la casa de mi abuela.
¿Qué edad tendría yo?. Seguramente sería aquel año el de mi tercero de EGB. Curso 1983-1984, un Dani más Dani que nunca. Siete años.
El camino no era largo, ni complicado. Sólo salir de la calle Sor Ángela de la Cruz, doblar a la derecha y tras andar bajo los soportales de Martín Villa, con ese color verdoso que se quedó en mi subsconsciente, cruzar la Encarnación, enfilar Laraña y con mucho cuidado, mirando a derecha e izquierda al llegar a La Campana, o bien ir por Sierpes hasta Pedro Caravaca o Rioja, o bien buscar Velázquez directamente. Era mejor la primera opción, porque por Velázquez había siempre mucho tráfico y por Sierpes la calle era peatonal.
Yo no tenía miedo de ir sin mi padre, que era el que me había estado esperando siempre a la una en la puerta del colegio, como a tantos otros compañeros de clase. Sabía que estaba preparado para afrontar el trayecto... sabía que tenía que tener cuidado al cruzar y eso era todo. Aquel día no estaba nervioso.
Fue extraño. Cuando lo recuerdo hoy no sé si es una idea creada en mi imaginación o sí realmente lo vi. Pero me pareció verlo. Ahí, a la altura del kiosko del Spala, allí me pareció ver a mi padre, como agachándose, agazapado tras un contenedor, al otro lado de la calle.
...
Cuando pasó un tiempo, quizás meses, quizás algún año, me lo contó. Aquel día mi padre me siguió. Quería estar seguro de que lo hacía todo bien, que no me perdía y que efectivamente, tenía cuidado al cruzar por La Campana... Lo contaba orgulloso de mí, de su niño de siete años lo suficientemente preparado para ir solo por la calle. Quizás yo no lo vi en aquel mediodía, o quizás sí, pero después de contármelo, aquella imagen de mi padre protector en la distancia se hizo absolutamente real en mi memoria. Yo recuerdo ese orgullo de padre de una manera recíproca, sintiéndome orgulloso de que él lo estuviera de mí.
Durante años y años mi padre fue indestructible. Referencia, portador de todas y cada una de las respuestas. Infalible, imagen de la seguridad, triunfador. Protector, red de seguridad, guardaespaldas. Ídolo.
...
Entonces, de repente, sentado en una silla mientras yo de pie escuchaba con un nudo en la garganta todo lo que me contaba lo vi más pequeño que nunca. Aquel gigante se desmoronaba.
Cuando terminó de llorar me di cuenta de que pedía a gritos a alguien que le siguiera al salir del colegio, que sentía la necesidad de estar protegido al cruzar la calle. Mi padre necesitaba no perderse y así me lo contaba.
57 años es una edad muy corta para no tener ilusiones. Para que nada te llene y para no tener ganas de hacer nada nuevo en la vida. Para dudar de todo lo que te rodea y para aburrirse del mundo... quizás, como me han contado, es una racha y un periodo de la vida de cualquier adulto que ha ido cumpliendo objetivos en la vida, quizás... no lo sé, yo así lo espero. Lo que sí sé con certeza es que 28 años me parecen pocos para darte cuenta de que tu padre es, simplemente, humano.

11 comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Aunque llegue el día (y espero que no llegue) en que tengas que proteger a tu padre, en realidad siempre serás ante él un niño de siete años, capaz de ir solo del colegio a casa de la abuela, pero al que su padre acompaña en la distancia por si lo necesita.

Un abrazo. A ver si me paso un día por tu curro (si me acuerdo de dónde me dijiste que estaba...)

8:48 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Muy bonito,es duro ver que un padre ya no protege... que necesita ser protegido....cuando dejé atras la fase en que te crees mayor y no soportas que te diga lo que tienes que hacer te queda poco tiempo para disfrutar de él de igual a igual.... espero poder disfrutar de mi padre aun mucho tiempo.
besos
Nairoa

8:57 a. m.  
Blogger UnderPressure dijo...

Pues tienes toda la razon. A cada año que pasa se da uno cuenta de que los padres se van haciendo mas y mas viejecitos. Es una pena, quiza deprimente, ponerse a pensar cuantos años mas podremos disfrutar de ello. Y lo que es pero, viviendo lejos y viendoles dos o tres semanas cada seis o siete meses. La vida.

9:07 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

algun dia seremos nosotros los padres, los humanos. Besazos

2:42 a. m.  
Blogger grelinno dijo...

los ídolos caen pero se vuelven a levantar... pese a lo duro de lo que cuentas por lo menos habéis conseguido tener uan relación en la que poderos pedir ayuda que ya es mucho más de lo que podemos decir algunos... te envidio. Un abrazo

11:06 a. m.  
Blogger Martushka dijo...

triste y bonita historia a la vez. La verdad es que darte cuenta de eso cuesta. Mi padre sigue siendo "casi" infalible, así que cuando empiece a decaer va a ser terrible. En cambio mi madre siempre ha estado más cerca de nosotros en ese sentido.
Un abrazo

6:55 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

no tengo la suerte de tener un referente paterno y no sé como debe ser pero aun así he encontrado esta historia muy bella, muy emocionante.

11:00 p. m.  
Blogger enhiro dijo...

En mi opinión, aquel gigante estaba siendo, en ese momento, más gigante que nunca.

Por cierto, con konqueror veo el blog sin problemas

11:21 p. m.  
Blogger Unknown dijo...

Me has dejado con un nudo en la garganta...nada más que decir.

4:00 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Jooo, yo a mis papis, sobre todo a la madre mía de mis entretelas y entrepaños, practicamente ya la tengo que cuidar y hacerme cargo de la casa, pero... así es la vida, a unos les toca antes y a otros después ;)

Bechitos

6:53 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Nunca he tenido este tipo de relación con mi padre, él siempre ha sido humano, muy humano, y soy consciente de ello desde el principio...

Si no la encuentra, muestrale a tu padre la motivación por la vida, y si tu tampoco sabes dónde buscarla.. sé tú mismo su motivación.

Besos relativos

6:07 p. m.  

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