12.8.05

Ank H.

Bebía té mientras Sarah y yo disfrutábamos por segundo día del estupendo desayuno que nos había preparado. Su inglés tenía mucho acento pero era bastante bueno. Así, la conversación tocó el tema de la religión.
-"Me recuerdo a mí misma cuando era una niña. Iba a rezarle a Dios. Estaba en un árbol, allá arriba, y era un hombre muy viejo y con una larga barba blanca"-
Sarah y yo la escuchábamos atentos, Ank ya había dado grandes muestras de ser un personaje peculiar durante aquellos dos días. Proseguía:
-"Iba a rezarle todos los días, realmente veía aquella imagen en el árbol. Sentado ahí"-
Aquellas visiones en la mente de una joven Ank no me parecían nada extraño. Fue una rápida asociación de ideas entre aparaciones e imagenes solo vistas en la mente de una niña de seis años y aquel sospechoso aroma al más puro coffee shop de Amsterdam que impregnaba la casa la noche anterior cuando volvimos de la calle.
Ank seguía hablando con sus ojos llenos de vida: -"yo no me recuerdo a mí misma haciéndole esto a aquel viejecito, pero le recuerdo perfectamente a él haciendómelo a mí". Esto era la internacional manera de decir con la mano "fuck you!". Y mientras lo hacía, riéndose, decía -"go for your own way!"-
Así descubrió Ank que Dios, en su opinión, pasaba de ella, y que le decía "jodete, que paso de ti, ve por tu propio camino!"
No parábamos de reirnos. Fué la gota que colmó el vaso... el vaso de hacerme fan sin contemplaciones de aquella adorable señora. La anfitriona de la casa donde pasamos dos noches y tres días en Amsterdam. Ank H.
Algún día, cuando tenga más de 6o años, como ella hoy, me acordaré de aquella señora que vivía entre libros y escuchaba música clásica. Aquella que tarareaba viejas canciones mientras nos preparaba el desayuno y que contaba historias de una Amsterdam multicultural y llena de vida. Me acordaré de su botellita de vino blanco y de sus prisas para ir a -"su coffee shop"- a pasar el mediodía con sus amigos, fumando la marihuana que nos recomendaba no probar en un té, sino en un porro.
Cuando tenga la edad de Ank H. me gustaría verme así. Feliz, abierto a nuevas gentes, atento a escuchar historias y sabio para contar las propias. Quizás yo también tenga una habitación para alquilar a turistas y cuando llegue el momento de despedirme de ellos, estén deseando de hacerse una foto para el recuerdo...
"Ain´t no pain..." Bob Dylan sonaba y cerramos la puerta. Hasta la vista, Ank!

7 comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Si consigues conservar esa sensibilidad y ese tacto para contar las cosas... apostaría bastante por que cuando llegues a los 60 años serás como Ank :)

Besitossssss

8:02 p. m.  
Blogger Xana dijo...

El esposo de una amiga me dijo hace poco que cuando saliera a la calle si caminaba mirando hacia arriba, quizá veía a Dios.
Me caí.

11:53 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

En realidad.. las cosas se ven siempre mas facil y mas limpias desde el prisma de los 6 años... pero vamos creciendo y con nosotros crece lo simple hasta hacerse complicado. Besazos

4:55 a. m.  
Blogger dolcita dijo...

una experiencia enriquecedora, sin duda, y envidiable, por otra parte. Yo también conocí en Irlanda a un personaje fascinante, en un autobús, y lo único que lamento es haberme bajado sin tener ningún contacto suyo. Durante casi 3 horas conversamos en castellano e inglés, y Cristi el Ucraniano trotamundos me contó sus viajes por Europa y me hizo viajar como cuando era pequeña a través de los cuentos... Fue genial.

9:23 p. m.  
Blogger Mar Toscano dijo...

Bonita historia. Yo tb quiero ser como Ank, pero sin los porros.

...


Aunque sin los porros ya no sería Ank. Bueno, si hay que hacer un sacrificio se hace, que no se diga ;>


Por cierto, he hecho el test, qué triste. Soy Eddie.


¡Ah! Un blog genial

12:49 p. m.  
Blogger Xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx dijo...

Me gusta mucho la historia, me encanta recordar las calles de Amsterdam...

10:28 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

sip, ma gustao, ma gustao!!! el resto te lo digo en msn... jaja

3:52 a. m.  

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