27.11.04

Loles fue la señal.

Hacía ya algún tiempo que lo estaba pensando. Llegaron las semanas en las que sólo de viernes a domingo hay que trabajar y me quedan largos estos cuatro días del lunes al jueves... quería hacer algo diferente, un viaje. Y sí, ya lo imaginaba hacía mucho: unos días en Madrid.
Madrid... tan lejana y tan cercana. Allí vería a Marta, vería a Loles, pasearía por otras calles, haría cosas diferentes que pasar un martes viendo la tele... cambio de aires, recarga de pilas, alicientes...
Pasaron como dos o tres semanas antes de la que aún vivimos pensando al llegar el sábado o el domingo "esta semana que entra me voy a Madrid", pero al final, simplemente me rajaba. Alguna excusa parecía servirme aparentemente para no hacer algo distinto como plantarme en la capital... que si una cena en casa de no sé quién, que si no llamé a tiempo para quedarme en casa de no sé cuántos... simplemente eran excusas.
Y eso que incluso un posible temor al qué dirá mi novia ya estaba superado. Temor porque si iba a Madrid las posibilidades para dormir eran o bien en casa de Loles o bien en la de Marta Cruz... chica o chica.
Pero ni así... a Sarah se lo conté, no hay nada que ocultarle en dormir en tal o cual piso, y ella me animó a no quedarme en Sevilla por miedo al qué pensaría ella de mi viaje. No tenía más excusas.
Así que llegó el domingo pasado. Alejandro se conecta al messenger desde Ginebra y comenta que mañana lunes al fin vuelve a España y llegará a Madrid, dónde pasará una semana...
Una razón más... así que el lunes 22 se despierta y llegados a un punto de la tarde, me digo a mí mismo: no estoy haciendo NADA aquí. Entonces Loles entra en internet.
Fué una señal... - "sigue en pié lo de subir un colchón del trastero y quedarme en tu casa si voy a Madrid?"-
Al respondreme que sí, le dije que lo preparara... que llegaría al día siguiente a las 19:15 a la estación de autobuses.
Y dicho y hecho.
Loles fue la señal.