28.11.04

Madrid y sus sensaciones: vacío.

... entonces Marta continuó montada en aquel vagón de metro hasta su estación mientras yo me bajaba en Moncloa para coger el autobús nocturno hasta Pozuelo.
Fue una espera larga, larguísima. Algo hice mal que a las 0:30 allí no había ningún autobús, como se suponía, y tuve que esperar hasta la 1:45.
Frío, mucho frío y una calle Princesa vacía en un Madrid de miércoles vacío.
Las palabras de Marta resonando, una llamada a Dinamarca en la espera... una Loles y una Marta que seguirían su vida al día siguiente y una sensación de que lo que tenía que hacer en Madrid ya lo había hecho con creces. Personas que se merecerían más tiempo quedaron para la próxima ocasión, incluido yo.
Así que al día siguiente, aprovechando la vuelta abierta de mi billete de autobús, cogí mi mochila y llegué a mi casa.
Y en mi casa me sentí bien.