10.1.05

Un regalo.

Había llegado el 26 de diciembre. Hacía poco que me había levantado en un día que iba a ser especial: esa noche venía Peter a pasar el fin de año y los primeros días del 2005 a Andalucía. Era, como decía en el post que escribí la noche previa, el final de una época, porque ya dejaba de estar solo en casa... primero la visita, después, la llegada de Sarah.

Lo que nunca imaginé sería que aquel 26 de diciembre no iba a ser uno cualquiera sólo por eso, sino por cosas más importantes.

Sería la una de la tarde cuando sonó el teléfono. Al otro lado, Sarah desde Thailandia... -"hola, skat!, cómo va eso?"- , dije yo con mi tono de normal alegría al recibir las llamadas de Sarah desde el otro lado del mundo durante sus vacaciones.

Cuándo Sarah dijo -"no te has enterado?"- me di cuenta que el "Soy Sarah" inicial del momento del descuelgue de teléfono no había sonado igual que siempre...

Ese "no te has enterado" en un tono cercano al sollozo es el salto a esa sensación que uno tiene cuándo sabes que te van a dar una mala noticia: Ese microsegundo en que se te pasan todo tipo de desgracias por la mente.

Mi microsegundo de desgracias estaba hecho de una pelea gorda entre el hermano y Sarah y su madre, o una grave enfermedad o accidente de Ingrid (la madre)... nada de eso, entonces Sarah dijo "earthquake"

No sabía o no le salía la palabra "terremoto" en español. De la misma manera que yo dudaba en ese momento que "earthquake" realmente significara lo que yo creía que significaba... "terremoto??!!"

-"Sí, si!, un terremoto!, pero no te preocupes, que estamos bien... Mi madre y yo estamos juntas y sabemos que Thomas está bien, aunque está en la jungla, pero está bien y tiene nuestro equipaje...! -

Jungla, equipaje, terremoto... Ufff, no daba crédito a lo que estaba escuchando, y Sarah no se podía creer que yo no supiera nada: -"pero pon la tele, joder!"- , dijo.

Andaba por la casa con el supletorio al oido mientras buscaba el mando de la tele, pero sólo había programas de corazón... mientras, Sarah contaba historias de señoras alemanas que no encontraban a su marido que se estaba bañando, historias de intentar volver al hotel y no haber hotel, de lineas de costa desaparecidas...

Me preocupaba pero no era consciente de la gravedad de todo aquello. Y más escuchando a Sarah en primera persona al teléfono, sabiendo positivamente que estaba bien...

Le tranquilizaba. Intentaba convencerla de que todo saldría bien, que estaban a salvo y que eso era lo más importante...

Sarah colgó y entonces, con la tele puesta, lo primero que hice fue poner el teletexto: ya ahí se podía leer que un terremoto había provocado graves destrozos en Asia, miles de muertos y desaparecidos...

Al llegar a Montano, a las dos, rapidamente encendí la tele para ver las noticias: Increible. Las imágenes de apertura del noticiario eran de la isla de Phuket totalmente devastada... la isla dónde yo creía que estaba mi novia.

Entonces me di cuenta de la importancia que tuvo aquella llamada a la una de la tarde, de la gravedad de todo lo que estaba pasando... la idea de haber puesto tranquilamente las noticias a las dos y encontrame todo aquello sin haber recibido aquella llamada me volvió loco.

Fue extraño... sentí paz, porque en el fondo sabía que Sarah estaba bien, realmente no éramos conscientes de lo grandiosa que era la catástrofe hasta no que fueron pasando las horas... pero las llamadas desde Thailandia se fueron sucediendo puntualmente: cuándo por fin los tres se reencontraron, cundo ya estaban en el aeropuerto de Bangkok para volar a Dinamarca y cuándo al fin estaban ya en Silkeborg.

En esas llamadas y en el viaje de camino de Málaga a Sevilla tras recoger a Sarah en el aeropuerto la noche del día 30, mi novia me ha contado una historia donde como yo siempre digo "la realidad siempre supera a la ficción", la historia de unos supervivientes, de escenas inenarrables, como esta foto que Thomas sacó desde la cuarta planta de su hotel antes de darse cuenta de que en vez de estar usando su nueva cámara digital, lo que tenía que hacer era correr colina arriba... que aquello no era una olita que había inundado el hall del hotel, no... pero esa es otra historia. La historia de Sarah y los suyos... la mía es la del que espera una llamada de teléfono.
Desde aquí gracias a los que al día siguiente me llamaron para preocuparse por Sarah, para saber si había noticias, para informarse. Igualmente, gracias también a todos los que se preocuparon pero por miedo a recibir una mala noticia no fueron capaces de ponerse en contacto conmigo...
Han pasado más de dos semanas desde lo de Thailandia y Sarah lee a mi derecha un libro en el sofá mientras escribo este post... no quiero hablar de milagro, no. Sería de mal gusto hablar de milagro cuándo ha muerto tanta gente y cuándo una parte del mundo que ya era pobre se ha empobrecido aun más... milagro es un sarcasmo... pero lo que sí es es un regalo. Que Sarah esté aquí ahora es un regalo.
Y ese regalo lo pienso disfrutar.

2 comentarios:

Blogger UnderPressure dijo...

Vaya tela. Ya fue desgracia lo del padre de Sarah, para encima que les pase esto, y al fin y al cabo ha terminado bien. La verdad es que han tenido mucha, mucha suerte de no haber estado en la playa o dando un paseo por alli, o en la recepcion del hotel. Se pone uno a pensar, como seguro que tu te habras parado a pensarlo, y se pone de los nervios de lo que podria haber sucedido. Afortunadamente todo ha salido bien para ellos. Mille y yo nos alegramos.
Ahora, como tu dices, disfruta del momento. Reanudad vuestra vida de Søndre Alle como si hubiera sido solo un parentesis en vuestras vidas. Lastima de aquel sillon tan comodo y guapo que tenias, que al final no me lo pude quedar, jejeje. Bueno, da igual, ya le tengo echado el ojo a uno que es muy, muy parecido. A ver si la parienta me da el visto bueno..
Saludos, besos y abrazos y repartioslos como querais entre Sarah y tu!!

9:19 p. m.  
Blogger Unknown dijo...

me alegro de tu gran regalo y se que verdaderamente lo disfrutaras como se debe, creo q en momentos como este es cuando uno piensa en tantas cosas y t das cuenta de q no podrias vivir sin tu otra parte: Sarah....

Un abrazo para uds:)

4:58 p. m.  

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