18.12.04

sábanas frías

Ha pasado más de una semana y la cosa funciona: sigo saliendo a correr.
Diez después se van formando las pequeñas rutinas. De momento, aún no he salido de día... lo que tampoco es tan difícil porque ahora mismo a las 18:30 es de noche, pero sí: ya se sabe que soy nocturno, poco amigo de madrugar, de saber lo que es una mañanita... mucho menos para ir a hacer footing.
Pero me gusta. Me gusta que una vez que bajo las escaleras que dan al paseo de Torneo junto al agua del Guadalquivir, con mi crono a cero y la primera canción del mp3 sonando, la primera imagen sea el río.
El agua es un espejo. Un espejo de luces y reflejos... reflejos del puente del Alamillo, de las instalaciones de alto rendimiento de la Cartuja y de faroles del otro lado de río, allí en la isla. Me gusta porque el reflejo es inalterable... hace ya tiempo que los últimos remeros y piragüistas recogieron sus cosas... no pasa ni un barco ya de esos para turistas. El agua no se mueve y te acompaña en la carrera.
Hay silencio de noche. Nadie molesta tu camino y son pocos ya los que como tú, deciden salir a correr... cada uno tendrá su historia. Ves quién, como tú, se dejó ir un poco y necesita ponerse en forma. Ves quién corre porque es parte de su día a día, notas a quién doblarías en un sprint y quién te sacaría el higado si intentaras correr a su ritmo...
A esa hora, lo que tenía que hacer en el día probablemente ya haya pasado. Esos minutos de sudar y de esfuerzo es el final de tus "obligaciones"... y en esos momentos estoy despejado.
Y así lo noto. Cuándo aún no he pasado por debajo de la Barqueta mi mente está fresca. Pienso mucho en el blog... me asaltan potenciales temas sobre posts, y cómo me gustaría incluir esta o aquella frase. Ordeno los párrafos y selecciono posibles fotos que le darían ese toque de realidad palpable a mis vivencias.
Pensaba anoche, cuándo corría escuchando a Maná a todo volumen (cómo ayuda tener una música con ritmo movido para animarte al esfuerzo!) cómo sería el post que escribiría a continuación...
Entonces, empezó a sonar "sábanas frías"...

"Cómo me duele este frío aquí en mi cama.
Cómo yo extraño tus besos en madrugada.
Quisiera dormir, amor, sobre tus pechos.
Quisiera vivir, amor, atado a tus huesos. "

Y mientras iba sonando, me iba dando cuenta de que me estaba acordadndo de Sarah y de lo que siento cada noche cuándo me voy a acostar... que la cama está muy fría:

"Estas sábanas, mi amor, están muy frías.
Ven a darme tu calor y arráncame el dolor.
Yo te quiero compartir toda mi vida;
te comparto mi cuarto, mi cama y todo mi amor."

La canción, que la he escuchado mil veces, sonaba ahora dedicada para mí... sería ese momento "sensibilidad de escritor de un blog en el río" juntándose con el día-a-día (noche-a-noche) de dormir sólo... y los 12 escasos días que quedan para que eso termine.

"Vente a vivir conmigo, amor...
Que mi sábana está fría.
Vente a vivir conmigo, amor...
Porque mi cama está vacía.
Vente a vivir conmigo, amor...
Hiriendo a mi sentimiento.
Sábanas frías sin su amor..."

2 comentarios:

Blogger fabian dijo...

me gusto, me gustó! tan lejos te quedaran en breve estos doce días!!! ;)

3:30 a. m.  
Blogger Unknown dijo...

bien q sigas haciendo ejercicio...
ya solo kedan unos pocos dias ok...

ReZizTe...........AMIGO, REZIZTE... ;)

6:55 p. m.  

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