26.12.04

¿Feliz Navidad?

No... no soy yo muy navideño, la verdad.
Ni un solo detalle decorativo en casa, no hay polvorones ni mantecados... y bueno, no mucho turrón (aunque si que ha caido una tableta del del blando a estas alturas de la peli)
La Navidad es uno de esos tiempos en que todo está predefinido de antemano: se supone que hay que ser feliz por cojones, especialmente el día 24 y el 25... y eso porqué?
Realmente somos conscientes del porqué nos juntamos todos a cenar el día24?. Se supone que es porqué celebramos con gran alegría que nace el niño Jesús... pués que bien, no?
Una fiesta religiosa, en suma.
Anoche , después de cerrar a las 8 y vender algo más de lo esperado, una ducha y a casa de mis padres... Una visita al piso de arriba dónde mis tios, aun divorciados, siguen cenando incomprensiblemente juntos esa noche... sólo porqué es nochebuena (??)
Una vez cumplido el trámite, bebido una copa de tinto con ellos y comido alguna que otra gamba, bajo a casa. Mi abuela ya hace rato que se sentó, igual que mis abuelos maternos. La mesa está lista y es lo de siempre... chacina, gambas, los dos cestitos de pan y las copas y la vajilla que sólo se sacan en Navidad y en los cumpleaños (los que no son en el restaurante de siempre).
Después, el cordero para nosotros y la merluza frita para mi abuela... que no come ya carne porque dice que está dura. Tooodos los años mi madre le prepara a su suegra merluza frita y tooodos los años mi abuela pregunta que cómo la prepara, que está muy buena...
Mientras tanto, la discusión de la tele... que si este año sale no-sé-quien en la primera, que si qué poca gracia tienen los del canal sur, que si está muy alto...
Luego llegan los pasteles y los bombones, y finalmente el champán.
Después, baja mi tío, que ya tiene bastante con lo que tiene arriba, y se pide un beefeater con limón... critica todo lo que esté saliendo en la tele y poco después, su madre y abuela mía decide que ya es muy tarde (las 12 o así...) y alguién tiene que buscarse el chaquetón y acompañarla a casa... este año le tocó a mi hermana.
Para entonces, mi madre hace ya un rato que ha optado por desaparecer y está en la cocina limpiandolo todo, quizás huyendo de mi tío, su cuñado, al que no soporta, quizás huyendo de una posible conversación acerca del trabajo que pudiese acabar en discusión y malas caras...
Entonces, mis abuelos pasan al sofá y la tele es aún más protagonista... sólo espero el momento de que suene el móvil para ver si sale algún plan y que aquello no se alargue demasiado. Este año no estuvo mal... al final acabé en una fiesta en una casa dónde estaba Fabián, Juan y demás conocidos suyos... Yael, María Fernanda, Eve, Walter...
Fue lo mejor de la noche. Un poco me recordó a cuándo era Erasmus. Era el tipo de casa y el tipo de gente de ese ambiente... y estuvo bien. Bailamos, hablamos, bebimos, reimos, en inglés, en español... todo muy Erasmus, ya digo.
Y hasta antes de ese momento, esa es la nochebuena. Noche que es exactamente igual a la nochevieja exceptuando que hay que tomarse las uvas, que mi abuela se cree que no nos va a dar tiempo de haber terminado la cena para estar listos y que en vez de llevarla a casa a las 12, es a las 12 y media.
Cada año me apetece menos todo esto...
No penseis mal... por supuesto que quiero a mi familia. (Sobre todo a mi abuelo, que es el mejor), y sé que algún año, cada vez más cercano, alguno de los que se sienta a la mesa faltará y será aun menso buena la noche... pero realmente, NOCHEBUENA debería ser otra cosa.
Las noches buenas son las que realmente te apetece reunirte con el que va a acompañarte a la mesa. Por qué tiene que ser el día 24 de diciembre por decreto?, además... si fuéramos una familia medianamente religiosa o amante de las tradiciones navideñas... pero ni un villancico, no vamos a la misa del Gallo, ya no pone mi madre el árbol ni el belén...
La Navidad tendría que ser o parecerse al menos a aquella de los 15 años, la de quedar con los del colegio después de la cena para cantar, villancicos preferiblemente... incluso paa actuar en el Coro en la misa del Gallo del Cautivo, aquel año.
O si no puede ser así, que fuera como cuando vivíamos los cuatro (mi hermano no había nacido) en Las Golondrinas, y todos los vecinos nos juntábamos... íbamos cantando por las escaleras y todas las puertas estaban abiertas.
Pero ya nada de eso pasa... Creo que la Navidad sólo volverá a ser ilusionante cuando algún día sea padre y vuelva a haber ilusión por una cabalgata o por una mañna de 6 de enero.
Ahora, no sólo hay que ser feliz por decreto el 24 y el 25, regalar el día 6 de enero (porque aunque yo no sea muy navideño, mucho menos me niego a regalar el 25... Papá Noel merecería un post para él solito, equiparable al de Halloween), también te sientes culpable si no enviaste Christmas a la gente, e incluso no sabes que es peor, si no recibirlo o que te feliciten las fiestas por e-mail...
Bah... para mí lo único bueno de la Navidad es que uno está más proclive a los buenos sentimientos... y te decides a llamar a esa persona que hace tiempo que pensaste que deberías haber llamado.
Y eso hice anoche. Llamé a Gabi y a Ana, aquel matrimonio joven que conocí en el 98, visitando la Semana Santa y que venían por parte de la familia de mi ex-novia y que, cosas del destino, el que mantuvo el contacto con el paso de los años fui yo.
Pero ya hacía tiempo que no sabía nada de ellos... demasiado. Y realmente me alegré mucho de hablar con ellos, de retomar el contacto, de escribir su nueva dirección...
Sí... esas son cosas buenas de la Navidad. Los buenos propósitos. Después de aquel rato al teléfono, la idea de escribirles de nuevo una carta, de revivir una amistad que nunca debió enfriarse....
Buenos propósitos... Sí... Yo no os deseo una Feliz Navidad. No creo mucho en ella, pero eso sí, os desearé todo lo mejor para el 2005... pero eso será la semana que viene.