Hace un mes. La unión de dos mundos.

Uno de los momentos más curiosos de aquel fin de año para mí fue el de juntar dos mundos. Cenar en Naranja así lo permitió, y es que la idea muy a última hora (no podía ser de otra manera, improvisación, improvisación, que venía de Fabián) de hacer la cena allí, en una prueba-pre-inauguración del restuarante no nos pudo venir mejor... que en mi casa sólo hay 6 sillas y éramos siete.

Y de esa manera se produjo esa unión. Así fue que de algún modo, dos partes muy importantes para mí pero muy lejanas en un principio por kilómetros, por espacio e incluso por espíritu se conocieron. Y he de decir, por la visión de Peter de aquella noche y por los comentarios de Fabián, que se cayeron bien.

Una pena que la foto saliera movida.