19.1.05

Culpable.

Era yo un alumno del colegio San Francisco de Paula por aquellos entonces en los que al menos una visita o dos a la semana a la calle Alfonso XII eran de obligado cumplimiento.

Era una especie de tradición u obligación: Al menos una vez a la semana, parte de mi paguita iba a ser gastada en Sevilla Rock. Me recuerdo a mí mismo bajando las escaleras que llevan al sótano y dónde estaban los discos menos comerciales:

-"entonces, ¿qué disco de Triana me recomiendas?"-

-"pués entre hijos del agobio y sombra y luz, a mí me gusta más el primero... el otro no me llama tanta la atención"-

Yo ya tenía "El Patio", así que me llevé el CD de "Hijos del Agobio". Mi padre acababa de comprar el primer reproductor de CDs que tuvimos en casa y era un devorador de música. Pedirle recomendación a los empleados de Sevilla Rock era para mí algo habitual... los conocía como a los propios empleados que tenía mi padre en el Dulio.

Antes de eso, compré cientos de cintas de casette. Y por aquel cumpleaños que celebramos arriba, en el Self Service, aquel gran regalo: la caja negra con toda la discografía de los Beatles... eso sí que fue EL regalo. La imagen que tengo es de estar en la puerta de Sevilla Rock saliendo con ese tesoro.

Cuántas veces no habré aguantado las ganas de quitarle el plástico transparente que cubre a un CD o a un casette ya en la calle... cuántas veces lo habré tirado en la papelera que está en la esquina de Alfonso XII y La Campana y me habré visto a mí mismo leyendo las letras del disco a la altura del kiosko de Curro.

Pero que lejano me suena ya todo. Ya era pirata en la época de las cintas, con ese trapicheo que teníamos Paco y yo y que nos grabábamos todo lo que teníamos, y ahora con internet... Hace años que no compro más de un CD al año. Este pasado 2004 no compré ni uno sólo, por ejemplo.

Sevilla Rock cierra. La culpa es de la piratería y de los top-mantas, dice el gerente... sí, la culpa es de eso en general, pero luego, la culpa es de todos como los que yo, formamos parte de esa piratería. Me siento culpable porque muere una parte de mi adolescencia, culpable porque bajo música que al final ni escucho, culpable de ir con las ventajas de los nuevos tiempos.

Recordaré Sevilla Rock con cariño y con ese sentimiento de culpa. Lo siento, Sevilla.