16.2.05

vergüenza ajena.

Sentirse orgulloso de las cosas que pasan en España en general y en Andalucía y Sevilla en particular es algo normal para mí estando con mi novia. Se me llena la boca hablando de las virtudes de nuestra tierra, resaltando las excelencias de nuestro ritmo y forma de vida, remarcando el placer de disfrutar de este clima... en el fondo, es esa reafirmación de que mejor aquí que en Dinamarca. Un interminable intento de convencerla (porque yo ya lo estoy) que este es el sitio dónde debemos estar.
Pero a veces, el sistema da la cara...
Ayer por la mañana, Sarah y yo fuímos a la Seguridad Social. Ya que está trabajando, entramos en temas de papeleos, de NIEs, números y tarjetas. Altas y afiliaciones... funcionarios, sistema, burocracia.


Después de tres o cuatro llamadas telefónicas el día anterior para confirmar qué oficina era a la que realmente había que ir, a eso de las 9:15 de ayer estabamos ya en la cola. Antes de nosotros, unas 3 o 4 personas.
Lo primero que me llamó la atención fue ese ENORME panel con todo tipo de impresos, como en los bancos, para que la gente llegue con el papel en cuestión al mostrador ya relleno... el detalle era que el panel estaba VACÍO!!, ni un puñetero impreso o formulario.
Así que, una vez que por fin nos tocó nuestro turno, la amable funcionaria, que se aseguraba de que todo el que llegara a su mostrador viviera en una zona cuyo código postal correspondiera a esa oficina (no vaya a ser que fuera a perder el tiempo informando a alguien fuera de sus límites)
Total, que llegamos, y tras comprobar que el 41009 efectivamente correspondía a la oficina, ante la cuestión de "venía a afiliarme", como una autómata, la funcionaria le informó a Sarah que tenía que cumplimentar este formulario y acompañarlo con uan fotocopia del DNI (apuntillando yo "o pasaporte", parecía que no se había enterado de que no era española)
En fin, que mientras que yo busqué una copisteria, Sarah rellenaba el formulario... a todo esto, se pierde el sitio en la cola mientras que el tiempo pasa y va llegando más y más gente.
Una vez relleno el formulario, ese que bien podía haber estado en ese panel vacío, tuvimos que volver a ponernos en la cola, que ahora tenía a unas 5 personas por delante. Entre tanto, la funcionaria discutía con una compañera acerca de si eran ellos los que tenían o no que hacer no se qué gestión...
Pasado un rato, llegamos al mismo punto. Entregamos el formulario relleno más la fotocopia del pasaporte y es entonces cuando a Sarah le dan un número. Otra vez a esperar.
Finalmente, casi una hora después, salimos de la Seguridad Social con los trámites hechos... una hora perdida en rellenar un formulario y entregarlo en el lugar correspondiente.
Y digo yo: ¿tan difícil era que los formularios estuvieran disponibles en ese hermoso panel vacío destinado precisamente a ellos?, se ahorraría una cola. Y aunque así no fuera, ¿no sería más fácil que hubiera dos colas?, ¿una para antes de tener relleno los papeles y otra para después?. Sería todo más rápido...
Lo de ayer fue lamentable... fue entonces cuando, ante Sarah, exponente de lo extranjero y de otros sistemas de hacer las cosas, sentí vergüenza ajena.