5.1.06

la cajera de mi banco.

Abrí la puerta de la sucursal y delante mía me precedían unas cinco o seis personas. No esperaba tanta gente un tres de enero en esa oficina tan pequeña, pero me puse a la cola.

Detrás de la ventanilla una vez más, ella. Qué pena!, a qué sucursal habrán mandado a aquella chavalita rubita y nerviosa que me atendió una vez?. En fin: la misma antipática amargada que de costumbre. Nada más verla desde mi posición me fijé: tenía mis dudas, pero estaba cumpliendo la nueva ley y no fumaba.

Como a esta de la que hablé en su día, a la cajera de mi banco le cuesta sonreir... bastante. Ni te mira cuando le das el DNI y los billetes por la ventanita de la cristalera, pero es que encima aquella mañana, seguramente la primera de trabajo para ella en 2006, menos.

Una señora mayor le pedía un favor. No sé que era exactamente lo que quería, pero era algo que debía hacerse en el cajero automático de la calle. La anciana no sabía manejarlo.

-"Anda hija, y a ti que más te dá... si ya lo has hecho otras veces"-

-"Es que esto se hace en el cajero!, son las reglas!..."-

-"Pero es que yo de eso no entiendo"-

-"Las reglas son las reglas, lo mismo que hay que cumplirlas para unas cosas hay que cumplirlas para otras..."-, dijo la cajera alterada.

Le faltó levantarse el suéter en ese momento y que enseñara una camiseta tipo "soy una fumadora indignada con la nueva ley", pero salió de detrás de su ventanilla y se fue para la calle con la señora camino del cajero.

Miradas de complicidad entre los que estábamos en la cola, y algún comentario... -"que antipática que es la tía..."-, "ofuf!"-

-"Lo que pasa es que no puede fumar y está encabroná"-, dije yo.

Y se fué la señora mayor con su operación hecha, pasaron los que iban delante mía y llegué yo. Esta vez no había un cenicero enorme y lleno a la vista, esta vez no fumaba la cajera al lado del letrero de "gracias por no fumar" de la pared de la sucursal, pero aun así, y depués de un sábado 31, domingo 1 y lunes 2 con el banco cerrado, la ventanilla seguía apestando a tábaco.

A algunos les va a costar más de la cuenta, ciertamente... pero yo por dentro me alegro de que aquella mañana la cajera de mi banco estuviese más antipática que de costumbre. Prefiero su mala cara que sus malos humos.

6 comentarios:

Blogger grelinno dijo...

Uff! tendrán que pasar muchos más días de aplicación estricta de la nueva ley para que la ventanilla deje de oler atabaco, vamos, pero que muchos más... y ni te cuento los que tendrán que pasar para que esa mujer olvide sus malos humos, malas caras y malas pulgas... ¿toda una vida?

Que es que la gente y genta es muy soez cuando quiere y este tipo de personas sólo puede encuandrarse en dos tipos (independientemente de su sexo):

a) gente y genta malfollá.

b) gente y genta que pasa más lestre que qué.

No hay más, comprobado.

(Eso sí, salvo la prohibición de fumar en los centros de trabajo ¿qué repercusión práctica tiene una ley que permite optar a los dueños de los locales por el permitir fumar o no dentro de ellos -de los locales, digo-? aquí, en la Town como que no se nota, no, repercusión práctica cero.)

7:32 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Ay, pues yo sigo fumando, la verdad que no me ha afectado nada, porque a mediados del año pasado, cada vez que quería fumar, ya me salí a la calle, así que ahora lo mismo ;)
Tengo que dejarlo, lo sé y quiero.

Besos

10:24 a. m.  
Blogger Jo dijo...

Y aquí un fumador que apoya esta ley. Que cada uno se trague sus humos y Dios el de todos...

(uy, tu cara me suena)

8:50 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Habelas hailas....

8:57 p. m.  
Blogger Mer dijo...

Y aunque no fumara...el que es maleducado para todo lo es. Vivirá amargada en su vida de cajera y lo canalizará así tal cual XD

3:48 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Quetatraio los Reyes???

5:49 a. m.  

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